viernes, 9 de mayo de 2008

El primero


El momento ha llegado: las miradas se cruzan, los labios se juntan y un escalofrío recorre tu cuerpo.

Deseas que dure mucho tiempo, más del que puedes contar. Y más si la persona es la que quieres que sea. Es un momento casi mágico.

Darías lo que fuera para durase un segundo más, porque los labios no se separen. Pero todo lo bueno acaba.

Cuando los labios dejan de estar juntos te invade una sensación de euforia, genial e indescriptible. Miras a ESA persona y ves que brilla con luz propia. Aunque antes también brillaba, lo único es que no te habías dado cuenta porque la mirabas con otros ojos.

Sabes que ESE beso ha sido especial, y siempre lo será. Siempre.

Porque sí.

Y se repetirán, con más o menos pasión, pero nunca igual.

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